2 de Septiembre 2005

Venticinco Ovejas

Cuando el dolor es humedad o niebla que cala hasta los huesos, hay dos opciones, combatirlo o escapar, la pequeña Eva optó por contar ovejas, era el mejor modo de abandonar la vigilia y con ella el ruido inane de su desazón.
Sonreía al sentir el algodón del embozo sobre su mejilla, pero fue algo muy puntual, Eva, o sus añicos no pasaban por buen momento.


Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis.......Antes de llegar a venticinco pudo ver su sombra proyectada sobre unas cuantos baldosines que le susurraban que esa, no era su ciudad.Pronto se puso a corretear, la gente hablaba muy raro, una chica estornudó en Checo y un galante joven le dijo ¡Jesus! con un marcado acento del Este, ella abrió los ojos lo más que pudo y buscó con miedo e impaciencia una tienda de juguetes, observó un escaparate lleno de peluches y entre ellos vió al Señor Potato que se hallaba entre decenas de osos, jirafas, monos... Supo que en la tienda no le iban a entender, asi que agarró de la mano a la dependienta arastrandola hasta el escaparate y casi con una lágrima en cada ojo, señalo con inquietud al Señor Potato. ! Necesito abrazarle, Necesito abrazarle! tengo miedo.La dependienta entendió su pena, cogió al querido peluche y Eva se abalanzó a sus brazos hundiendo sus mofletes en los del muñeco.Mientras se abrazaban ella zarandeaba su cuerpo de izquierda a derecha y hacía que su dulce y pueril vestido se llenara de aire y bailara entorno a sus piernas lampiñas.Eva apartó la cara del Señor Potato advirtiendo que la tez de él estaba mojada; se avergonzó y asió el picaporte de la puerta para salir a la calle, pero la mujer que le atendió tocó su hombro y con una amplia sonrisa le ofreció al Señor Potato, Eva lo agradeció y salió a la calle abrazando al muñeco contra su pecho.
Ella entendió el sentido de la felicidad al pasear por las hermosas calles del casco antiguo de esa ciudad mientras se preguntaba cual sería.Era divertido para ella saltar sobre los charcos, había llovido horas antes al parecer y eso provocaba que corriera un reguero de agua de lluvia por los márgenes de las calles en cuesta.Observando este detalle, avistó un extraño objeto que descendía con el agua, corrió por él y lo blandió con sus pequeñas manos; era un velero de papel y ponía unas letras que juntándolas podría dificilmente entenderse: " calle Vinohradska Nº 25, Ven pronto, por favor".
Eva se preocúpó y bajó la calle trotando buscando alguien que pudiera ayudarle a encontrar la dirección del barco de papel, temía que alguien necesitara su abrazo, su auxilio y no pudiera dárselo, no quería imaginar algo que tuviera que ver con una persona luchando contra su soledad.
Con señas pudo entenderse y llego a la calle Vinohradska, buscó la acerá de los impares y al llegar al venticinco habia una vieja tienda, con los cristales opacos, abrió la puerta y un anciano estaba esperandola con las gafas apoyadas en la punta de la nariz.
Eva, ¿cómo estas?, pensé que necesitabas mi ayuda, pequeña, supé que estabas en esta ciudad, tan lejos de tus padres e imaginé que estabas asustada.
¿Cómo te llamas, señor? - Me llamo Azul. Ohhh es bonito, azul, como el lazo de mi vestido (rió llevandose la mano a la boca)
Azul, dime, ¿En qué ciudad estamos? - En Praga, pequeña. Ohh, siempre quise venir hasta aquí, sale tan bonita en las fotografías....
Eva, yo ya tengo que cerrar, debo irme, ahora sé que estás bien y eso me hace feliz, pero quería darte un regalo; Azul se incorporó, encendió las luces de la tienda y Eva pudo ver todos los estantes repletos de caramelos, piruletas y sobretodo un gran muestrario de variantes y sucedáneos del cacao, la mayoría procendentes de Venezuela, podría verse en la tienda de Azul cualquier tipo de chocolate, Eva se llevó las dos manos a la boca intentando tapar su cara de asombro y ofreció al anciano la mejor de sus sonrisas.
Escúchame, dijo Azul, quiero que cojas lo que más te guste, al fondo de la tienda hay una nevera, tienes leche y galletas en la despensa de al lado, y a la derecha hay una cama esperándote, sé que estarás cansada, abrázame pequeña, ya nos volveremos a ver.
Eva despidió a Azul con lágrimas en los pómulos y moviendo su mano rítmicamente diciendole adiós, pero se olvidó de todo al girar la cabeza y ver todos esos estantes, comenzó a comer cuando......Eva , mi amor, despierta, has de ir al colegio.-Su madre le daba besos en la frente y miraba los rizos caer por las sienes de Eva y alzó las cejas al ver alguna mancha marrón en la comisura de los labios de su pequeña.
Eva estiró los brazos hacia el cabecero de su cama, abrió los ojos y sintió como sin darse cuenta se había despertado sonriendo, se limpío el chocolate con la manga del pijama, dió un respingo y comenzó un nuevo dia para ella.Martes.

Escrito por Raúl a las 6:01 AM | Comentarios (1)