Vivo atrapado en mi.Piensa uno, obra otro, me pesa.
Atracado en el puerto donde ambos conviven, el que actua, desatiende el raciocinio del que piensa, solo iza velas y se deja llevar por el viento hasta encallar en la playa de su antagonista, que le espera desolado y sin fuerzas para volverle a recordar lo adecuado.Muchas menos reservas le quedan para empujar el barco a la ruta preestablecida, con rumbo a alta mar.
Este barco es ingobernable, apuntado lo dejo en el cuaderno de bitácora.