Tu silueta es una mentira para los demás, pero mi mayor verdad.
Has deformado mi ombligo, mi centro de gravedad, modificado mi vida.
Ya eres, aún no estás.
Me ofrezco almohada para aquella gente con la que me encanta presumir de tu latido, ríen apoyando las manos en mi vientre mientras en el, la oreja le hace ventosa y me miran henchidos, plácidos, de las patadas que da tu vida.
Yo me acaricio tu envoltura en todo momento, me he acostumbrado, no se si lo sientes, pero dicen que es como aquello de hablar a las plantas mientras las riegas.
A veces pienso que tus dos células inciales van a dar para mucho.Tardes lluviosas de domingo en el sofá, abrazadas bajo la manta que nos separa a ti y a mi, no te asustes, del frío.
Compartiendo tiempo, comida, risas, espero que secretos, pero tengo miedo,no quiero legarte mis inseguridades, ni hacerte responsable de todas las esperanzas e ilusiones que deposite en ti, ni todo lo que quiero, de mis ganas de llorar, de mi propio miedo, de la soledad que vivo sin tu padre.
También me asusta no saber quererte, para eso no hay patrón, o confundirme en las elecciones que hagan que el dia de mañana tu, seas tu, o algo muy estupido, como que colegio elegirte, cómo castigarte, sucumbir a tu sonrisa púber, y consentirte en exceso.
Pero soy feliz, reboso, lo exhalo, lo sudo....
El dolor lumbar y mis tobillos hinchados me impiden hacer otra cosa que andar mal, pero me levantaría ahora mismo de la hamaca a cogerte de un salto un oso amoroso del cielo.
Ahora que no me ves, te lo explico: Me he tumbado de lado en la en la cama y mirándome la tripa me entran ganas de llorar, me agrupo, te abrazo, ya te quiero.