Se escapa el tiempo entre mis manos
hoy me pesa mucho el ayer
inexorables pasaron los años
con su gesto de hastío que dejan entreveer,
qué a golpes me trató tu recuerdo
noqueando mi concepto práctico
¿Qué busco en ti que no tengo?
Supongo que mi corazón párvulo.
Incansable siempre estarás ahí para lo malo y también para lo malo.
no me creas lámina de cristal, me redujiste a pedazos.
Edulcora mi vida con la dulzura que no me transmites
cúbreme alma y cuerpo de caricias con tu remite
revuelve el cajón de sastre de tu olvido,
allí habita mi recuerdo.
Píntame una sonrisa de niño, quiero volver a ser pequeño
así viviría sin el presente que me has otorgado
mis exequias, estas ruinas, son tu legado.
Quiero pedirte un deseo, ¿Podrías convertirte en tormenta?
Y empaparme de tu abrazo de lluvia, mientras tus besos me alimentan.
Crea un futuro donde nuestros cepillos de dientes cohabiten.
Todas mis noches las quisiera así, estaba harto y al mirar la oscuridad que me ofrecía el balcón decidí acabar con este estúpido pasar por la vida, realmente dudé, pero era un buen momento, acababa de apurar una copa de Moet, que lindo broche a mi vida, que colofón más glamuroso.Alcé mi pie izquierdo buscando el primer tramo horizontal de la barandilla, asiendome con las manos al ultimo travesaño, con paso firme logré poner mis pies también en esta, y recordé una situación cientos de veces sentida, las gotas de agua resbalando por mis piernas, el bañador mojado, la calle numero siete entera para mí, el juez vestido de blanco y unos cuantos chavales más, dispuestos a debatir su orgullo por una medalla de oro en los campeonatos municipales.No dí más drama al asunto y me lo tomé como eso, como un salto sobre la piscina de mi infancia, flexioné las rodillas, agrupé mis manos al frente e hice la máxima tracción con mis pies buscando distancia horizontal, mil imagenes pasaron por mi cabeza mientras le cedía metros al suelo, aquellas mañanas gélidas de la mano de mi madre, camino del colegio, los bocatitas de la merienda que me hacía mientras completaba los cuadernos de caligrafía Rubio, el bigote de mi preadolescencia, las impertinencias que distribuía entre el profesorado en horas lectivas, que provocaba que conociera mejor la oscuridad de los pasillos que la avioletada luz neón de las clases, pensé muchas cosas más en estos pocos segundos y no se si fue un pálpito pero me aferré a la esperanza de que me crecieran alas, me percaté de un dolor intenso en las escápulas cuando comencé a sentir mosquitos resbalar en mi frente previo un duro golpe sobre ella, giré la cabeza a un lado y ví como mi ala izquierda estaba peleando por ser más aerodinámica, pronto observé que estaba a decenas de metros sobre el suelo, que estaba jugando a ser funambulista sin cuerda, en principio sentí pánico, temía redimir mi existencia sobre el suelo, en mi vida había volado por mi mismo.
Quedandome casi bizco pude apreciar que tenía un bello pico naranja, ¡Joder soy un ave! mi plumaje,denso, era de ese blanco que solo vemos en los cisnes y en los trajes de novia, no tenía ni idea de como conseguirlo pero intuí que podría volar, moví mis brazos, perdón alas, e hice cinco y seis movimientos casi espasmódicos, sonreí al ver como aceleré tanto y en tan poco tiempo, alejándome de la copa de un chopo , acercándome a la luna oronda y si me permiten que exagere un poco, a la velocidad del sonido.
Atrás dejé ese chopo y otros tantos árboles más que ayudados por su ramaje forcejeaban con el viento a demostrar quien era más fuerte, y vi calles vacías, coches aparcados, alquitrán dibujando senderos oscuros por los que muy de cuando en cuando pasaba algun automóvil dejando en el aire una liviana cortina de humo, que me ofrecía a gritos cambiar de ruta aérea.Era tarde, y mientras seguía mi particular paseo, un gorrión consiguió ponerse practicamente a mi altura en un alarde casi de provocación, quise decirle que qué horas eran estas para volar por estos sitios tan inhóspitos, qué si le dejaban sus padres deambular por ahí a su edad, pero entrecorté mi pensamiento añadiendo, ¿pero acaso sé su edad?, ¿ pienso esto por verle tan pequeño? además, acabo de caer en la cuenta de que es otra especie, y hasta podría ser mayor que yo, o incluso ser un ave-policia aéreo, velando por mí y por mis nuevos semejantes; llegué a la conclusión de pegar un acelerón capaz de dejar su ego a la misma altura que los coches aparcados y el alquitrán.Y asi lo hice,cerré los ojos para hacer más fuerza y en un doble movimiento de aducción , mis alas empezaron a agitarse, me dije: No pares, has ser un gran ave, debes mostrar tu nueva condición ovípara, cuando comencé a notar el lactato en mis músculos, pensé que era suficiente, miré atrás y me costó distinguir a lo lejos al pobre gorrión con su cansado batir de alas.Prueba superada.
Lo que no sé es qué especie soy, debiera de buscar un espejo, ¡Si! ¿pero donde hay un espejo en la calle? Además es de noche y encontrarlo apenas me daría para observar mi nueva silueta, se me ocurre ir a mi casa pero no tengo valor para ir con esta estampa y puede que causara un gran disgusto a mi padres, es más, aún no se si sigo capacitado para hablar, estoy seguro que me saldrían graznidos, ¡ Que horror!
Decidí embriagarme de calma y disfrutar de esta nueva perspectiva, subí muchos metros, cansado y tiritando por la temperatura más baja opté por mantener esa altura, fui hacia el centro de la ciudad, sería perfecto , pensé, estoy en una posición segura y Madrid es precioso de noche con todas esas luces dando forma a las estructuras.Y así fue, jugando con el viento me dediqué a pleanear alternando algún aleteo y llegué a Plaza España sin esfuerzo y vi la fuente, escuché el sonido del agua percibiendo como mi sentido auditivo había ganado enteros y vi varias parejas edulcorando la vista a un anciano que miraba de reojo, era un hombre indeseable con mucha vista y poco tacto.
Avancé esquivando un par de murcielagos que volaban de un modo muy extraño, hacían circulos, estaban como locos batiendo las alas con fruición, pensé que alomejor también habían estrenado esta noche sus alas, como yo y que era su modo de celebrarlo.Llegué a Gran vía y la subí riendome a carcajadas, qué agradable era remontar la calle sin notar en mis cuartos traseros la vileza de la cuesta, casi me choco con el palacio de la prensa, qué susto, esto me pasa por no prestar atención, afortunadamente los destellos de las luces del Sex-Shop de abajo han conseguido prolongar mi vida un poco más.Despues de esto vi un par de atracos a la altura de la Red de San Luis y un par de meretrices en la esquina con montera golpeaban con el bolso a su proxeneta por apropiarse más de lo acordado, realmente tenían caras horribles, estaban hormonadas hasta la coronilla para parecer mujeres, yo respeto a estas dos "féminas", pero parecían un homínido venido a menos.Pensé reducir la altura y robarles con mi garra izquierda (soy zurdo) un billete de 50 pero sobreseí, pues me había convertido en un ave, no en un ínfimo ladrón.
Mis ganas de volar ya eran exiguas, estaba rendido, vi una linda cúpula a mi derecha mientras descendía Gran Vía dirección Cibeles , estaba amaneciendo , la ciudad había recuperado en su descanso su marcada agresividad y su predisposición a devorar vidas y se eregía como un monstruo frente a mí recordándome que aún seguía mi desdicha, que aún no me habia suicidado y era tarde, habia aprendido que me quedaba mucho por vivir y poco que perder.
Me posé en la citada cúpula y mis garras resbalaban un poco con la pizarra que cubría su techado; pronto supe que algo raro ocurría, reconocí que estaba en el fascinante edificio Metrópolis pero le faltaba una estatua decorativa que tiene, creo.Como he dicho, estaba cansado, tenía sueño, no habia dormido nada, me encendí un cigarro y analicé la locura que habia vivido desde que pretendí acabar con mi vida sobre la barandilla del balcón, pasados cinco minutos tiré el pitillo a la rúa, bostecé mientras me estiraba expandiendo mis extremidades superiores casi como Jesús en la cruz y noté que mi piel se endurecía y obtenía un matiz oscuro, era horroroso, ¡Me estaba quedando petrificado! mis alas tambien se endurecieron y fue cuando me dije, joder, maldita alquimia ya sé quien soy....me he transmutado en el Ave Fénix.
Es tarde y debo dejar de tomar estas pastillas antidepresivas, siempre he subestimado los efectos secundarios.
Ella, cansada de no encontrar la salida de la espiral de lo cotidiano, alguna alternativa capaz de colorear sus próximos dias, decidió caminar por la calle tapandose un ojo con la palma de la mano, pensó que asi solo vería la mitad de lágrimas de los demás, esperaba asi limitar sus desencuentros con la tristeza.
Días de incongruencias, de mucho calor y demasiado frio en el pecho, si, como para patinar sobre el Manzanares sosteniendo un helado,días de esos que tardan en pasar.
En verano acostumbraba a pasear por la calle abrigada hasta los pómulos, creía que era la mejor manera de que la soledad no le calara hasta los huesos, entre zancadas se miraba la punta de los zapatos, era el modo más práctico de no mostrar la cara a los viandantes, la verguenza de ser una más de ese rebaño que no le representaba, ciudades bellas abrumadas por por bandas suburviales, nubes negras que obtuvieron su tonalidad con el tinte de tanto habitante imaginando su futuro más cercano, olor a piel relevadora de adicciones en los vagones del metro, y esas noticias, esas noticias que hunden al más optimista.
Alguien debe decirle que alce la vista, arriba se extiende el calor amarillo del sol como quien anuncia algo inexorable.
Zarandeaba su estado de ánimo con la misma facilidad con la que el tendero de la tienda de golosinas engatusaba a la niña del traje azul.
Ella conocía bien como jugar a "ahora vengo..." , "pronto me iré", " te echo de menos, ¿salimos a cenar esta noche?".Él rapidamente pensó que se trataba de la chica del reparto, pues sabía distribuir la frase exacta en el momento oportuno.
Pobre, recuerdo como esperaba todas las mañanas laborables a que dieran las once y cuarto,era el momento del día, apoyaba los antebrazos en la guía de la ventana corredera de su habitación, encendía un habano y tamborileaba nerviosamente con los dedos de la mano izquierda, que producía un ruido hueco, idéntico al que proporcionan las yemas de los dedos al golpear en aluminio visto.Al rato siempre se daba la misma situación, el gruñido de un viejo carro a lo lejos, el zumbido de las ruedas pasandolo mal entre las muescas de la acera,era ella, él apartaba el follaje de los geranios y asomaba sus dudas a la calle.
Ella recibía dinero por distribuir disgustos y esperanzas en pequeños nichos de hojalata en el quinto arrondesiment, distrito que hace muchos años había elegido por la cercanía a su casa.
Él habia dejado atras muchos veranos esperando solo a que dieran las once y cuarto, pero tambien habia dejado su aspecto, su trabajo, su vida, se habia dejado.A consencuencia de esto, sus hijos poco a poco comenzaron a emprender su camino sin ese patético naufrago de la vida, y su mujer intento ponerle un candado a la ventana.Fue inútil.Su ventana se habia convertido casi en su vida.
Pero ella no supo entender que él nunca quiso separarse de su cuerpo cada mañana, era tan feliz viendose despertar junto a ella, que era más plácida la vigilia a su lado que el sueño lejos de la sensación de abrazarla con los ojos.
Jamás sabrá que nunca ha dejado de quererla y que sigue asomandose al balcón, actualmente es el unico modo de verla.
Un mal juez y una mala sentencia a veces son suficientes para arruinarte.
"Mantengase a más de doscientos metros de su ex mujer".
Hoy Círculos Concéntricos cumple un año, nació de la curiosidad, de saber un poco más de mí, continúa siendo lo que era, un vertedero de palabras donde algunas acaban siendo recicladas, erigiendose ulteriormente en actos cargados de mas sensatez.
Un sitio con poco tránsito donde exonero propias y ajenas carencias , chillo suave a cualquier afrenta, lloro letras que fueron/son/serán sucesos embadurnados de cotidianeidad que salpicaron el lugar de mi alma que nunca duerme.
Tambien siempre me ayudó a conocer "quien era yo detras de mí" (Mario Benedetti)
Feliz cumpleaños Círculos Concéntricos!!